La Ceiba se fundó de las manos del pueblo garífuna y los indios pech, bajo la sombra de un gigantesco árbol de ceiba, Ceiba pentandra, el mítico árbol de los mayas. Aunque el árbol ya desapareció del paisaje urbano, dejó sus raíces asentadas en el carácter exuberante de los ceibeños.


La Ceiba brinda lo que ninguna otra ciudad de Honduras puede ofrecer: un exuberante y realmente virgen bosque tropical lluvioso que se mezcla con fríos bosques nublados en el Parque Nacional Pico Bonito. Tiene también el río Cangrejal, tan impetuoso como el rafting que se practica en él y río Zacate, que deslumbra con su color verde esmeralda.
Por otro lado, la ciudad continúa modernizándose a ritmo acelerado. Nuevas industrias y cultivos agrícolas surgen constantemente. Modernos centros comerciales se alzan y el comercio florece sin parar. Hoteles y restaurantes para todos los gustos y bolsillos brindan hospitalidad a los miles de visitantes que llegan a la ciudad que es conocida, cariñosamente, como “La Novia de Honduras”.

La gente en esta ciudad puerto soporta con una sonrisa el calor del trópico. Cualquier oportunidad es buena para irse a la playa, los balnearios o a los numerosos ríos que bajan de las montañas vecinas. Bajo la sombra de la imponente montaña de Pico Bonito, la ciudad vive enérgicamente al ritmo de los tambores garífunas y las canciones de Guillermo Anderson. Por si fuera poco, cada mayo se celebra el mejor carnaval del país: el Gran Carnaval Internacional de la Amistad (el Carnaval de la Ceiba, como todos lo conocen). La música siempre está presente por doquier y si realmente le gusta bailar y divertirse hasta el amanecer, el Carnaval de La Ceiba es una invitación a explorar los misterios y tentaciones de “La Novia de Honduras”.
La vida en La Ceiba es indudablemente, un reflejo de su entorno natural: magnífica, abundante, sincera y espectacular. La Ceiba tiene mucho que ofrecer, pero lo mejor es que usted vaya y descubra por que esta es y será la ciudad más alegre de Honduras.
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